CASO
A un cruzado caballero,
garrido y noble garzón, en el palenque guerrero,
le clavaron un acero
tan cerca del corazón,
que el físico al contemplarle,
tras verle y examinarle, dijo:
«Quedará sin vida
si se pretende sacarle
el venablo de la herida».
Por el dolor congojado,
triste, débil, desangrado,
después que tanto sufrió,
con el acero clavado el caballero murió.
Pues el físico decía que, en dicho caso,
quien una herida tal tenía,
con el venablo moría, sin el venablo también.
¿No comprendes, Asunción,
la historia que te he contado,
la del garrido garzón
con el acero clavado muy cerca del corazón?
Pues el caso es verdadero;
yo soy el herido, ingrata,
y tu amor es el acero:
¡si me lo quitas, me muero;
si me lo dejas, me mata!
Ruben Dario
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