. ¡PUELLA MEA!
Muchachita mía,
gloria y ufanía
de mi atardecer,
yo sólo tenía
la santa alegría
de mi poesía y de tu querer.
¿Por qué te partiste?
¿Por qué te me fuiste?
Mira que estoy triste,
triste, triste, triste,
con tristeza tal
que mi cara mustia
deja ver mi angustia
como si fuera de cristal.
Muchachita mía,
¡qué sola, qué fría
te fuiste aquel día!
¿En qué estrella estás?
¿En qué espacio vuelas?
¿En qué mar rielas?
¿Cuándo volverás?
—¡Nunca, nunca más!
Marzo de 1912
Amado Nervo
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