Saturday, August 13, 2005

Con Diez Canones por Banda

“Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela”…1960, Eldrige, 290, Jones, West Little York… todos los días , ya se vuelven casi, casi parte de mi, y sin embargo no los reconosco del todo…Al lado, la indiferencia mas absoluta navega perdida en sus propios pensamientos. Este mar gris, medio blanco que parece llevar a los destinos, pareciera absorbernos unido de la mano al calor que apenas empieza a despuntar; y, como balsas perdidas entre crestas de acero, nos dirigimos todos al abismo lleno de picos que devora y nos desparece. Pierdo lo que fui antes y gano, no se qué, pero gano. Mientras que las copas de los árboles empiezan a asomarse, rizos coquetos que adornan la ciudad que empieza a despertarse, pienso con serenidad que éste es mi mundo, que debo asimilarlo antes que me asimile el a mi, que nunca me he sentido tan en paz pero que la paz tiene su precio, todo tiene un precio y a veces es demasiado alto o a veces se cobra o se paga con un naufragio completo que apenas deja unos cuantos sobrevivientes.
Luego llego y me pierdo en otros mares aun mas desconocidos; hablo, firmo, respondo, decido y no se como voy respirando entre tanta zozobra, mientras ruego que la vida, esta nueva vida no me vuelva dura y me permita respirar y sentir aun esa brisa que tanto he amado siempre. A veces, atisbos de mares de antano se asoman, se asoman tímidos a veces, con fuerza, otras, o yo misma los llamo, pero la sabiduría me obliga a cerrar las escotillas que traen mil sabores que no deben recordarse y las dejo así para otro día.
La poesía no fluye, la música no encuentra melodía en que estrenarse de nuevo y perdida en esta promesa que apenas se muestra, nado en la corriente y me dejo llevar por ella. Talvez eso es lo que necesita mi barco en este instante, talvez esta fuerza sostenida para mis dos contramaestres deba de refugiarse en este no sentir para poder sacarlas al fin de la tormenta, talvez el timón necesita que lo suelten y que espere tranquila el día de mañana, que al fin y al cabo, por fuerza , debe ser mas claro.
Y en medio de todo este silencio inmenso y negro, disfrazado astuto con colores de arco iris, chillones y fáciles y totalmente vanos, acallado por palabras sin sentido pidiendo a gritos ayuda, sigo siendo yo, sigo esperando, sigo creyendo que mi mar es profundo, que es grande y que habré de encontrar un lugar en el . Y aunque cada ola golpea, y ya ves, me hace a mi también ir echando aguas, nada realmente lastima para siempre; voy si, llena de cicatrices, pero no llegan al alma, tengo mi ancla esperando para ser lanzada en el lugar oportuno, tengo la vista puesta en el horizonte, tengo cien mapas listos para ser trazados, tengo mil tesoros que descubrir y si es necesario que enterrar también, tengo un sinfin de bitácoras escritas pero aun mas diarios blancos esperando mis palabras.
La proa reconoce en silencio los nombres…West Little York, Jones, Eldrige, 1960, el capitán suelta el timón, enfrenta el atardecer sobre el rostro y con las luces deslumbrantes de fuegos artificiales del ayer sobre la espalda, deletrea cada nombre, saboreando su especie extraña y los va haciendo suyos mientras que a lo lejos, suena claro y con sabor a sal
no cruza el mar sino vuela, un velero bergantín….”