Para Estuard, a quien le damos un poco de ternura…
Uno de estos días me agencie que viniese una señora de alla que si sabe cocinar. Esa mañana me fui temprano al "farmers market" y como la patita de la canción, traje un poquito de cada cosa para que nos hiciera el caldo tan de Guatemala. Cuando regresamos la Isa y yo la casa entera olía a casa casa y aunque aun había frío se sentía el calor del hogar extrañado
La Isa valientemente declaro: “el caldo es mío!” y yo, como buena madre, renuncie al festín de nuestra tierra.
Durante dos días la niña volvió a comer con gusto seguramente recordando muchas tardes que regresando del colegio encontraba eso que ahora, por mas que me esfuerce ,no logramos tener.
Una noche al cabo de dos días, aun quedaba un poco de cocido; y antes de acostarnos platicando en la cama y milagrosamente encontrado un espacio para reírnos juntas lo trajo para terminarlo. Sin duda el olor tan especial me alcanzo y ella percibiéndolo, exclama: "No mami anda! tomatelo tu!". Al insistir ella, feliz lo acepté… es que …-como y cuanto se extraña cada cosita de nuestra tierra! -y empecé encantada a saborearme el elote. Por el rabillo del ojo observe que me miraba con antojo aun probablemente renegando de su generosidad espontánea. Medio arrepentida, pero de veras solo medio arrepentida, (donde queda a veces la renuncia materna???!!!) y medio esperanzada le dije, "No isa si a ti te fascina, terminatelo tu! y ella, verdaderamente generosa, dijo que no.
Cuando termine me observa y empieza a sonreír y la sonrisa pronto se convierte en carcajadas y entre risas y lagrimas suavemente exclama, “Ay mami de veras que somos los parientes pobres, aqui peleandonos por un elote!”
Pienso yo que esa noche nos recuperamos un poco, nos volvimos compinches, nos quisimos muchísimo
Y entre ambas sostuvimos lo que a veces nos parece insostenible y nos dimos fuerzas para seguir adelante
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