Saturday, June 18, 2005

De Raul de la Horra; en relación a la eterna pregunta: Estaré haciendo lo cuerdo? Aquí nada esta bien, pero quizás, talvez algun día lo esté

Locura es, por ejemplo, creer que lo único importante en el mundo es nuestro ombligo. Es no saber reírse de sí mismo, vivir esperando que los demás satisfagan nuestras necesidades y pensar que el sentido de la existencia reside en idolatrar sustantivos como Dios, Dinero, Fama, Poder. Es suponer que los hijos, la familia, son una posesión destinada a colmar nuestras carencias. Es no escuchar a los demás y no intentar comprenderlos. Es no poder decir nunca no y no saber tomar decisiones.

Locura es no querer ver y no saber olvidar. Pero sobre todo, es carecer de la voluntad para enmendar y perdonar. Locura es también confundir amor con dependencia, responsabilidad con culpa, separación con abandono, aceptación con resignación. Es equivocar firme con violento, flexible con débil, difícil con imposible, desagradable con trágico. Es trastocar el significado de experiencia y fracaso, resultado e intención, valía y reconocimiento, suposición y evidencia. Locura es, para concluir de una buena vez, lavarse las manos y afirmar que el loco es el otro o los otros, que aquí todo está bien.

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