Algo así como hidrofobia. Una necesidad imperiosa de sentir, de doblarnos entre felicidad y angustia, de vivir de la única forma en que se vive realmente, amando con toda intensidad ; y , al mismo tiempo, rehuyendo con todas nuestras fuerzas, involucrarnos para no sufrir. Un impulso de sed, de hambre, de existencia, de amar y ser amado- como si te fuera la vida en ello ! Y simultáneamente, un profundo rechazo a amar por el sufrimiento que conlleva.
Y asi, “existimos y luego vivimos”. Temiendo encontrarnos con “ un minuto fatal, de repente el amor” sabiendo que vamos muriendo de a pocos si no se da ese minuto; y en el camino danzando, esquivamos cercanías, nos detenemos en juegos, soñamos fantasías y ingenuamente esperamos que, contra nuestra propia voluntad, el instante se de y se torne finalmente en noches plenas de presencia.