Wednesday, March 30, 2005

Marta María

Puente, agua, columna, brisa



Es agua cantarina y fresca, es puente, es columna...es remanso de paz, es soledad blanca y sencillez dulce.
Pienso en su llegada a mi vida, con su caminar alegre, con su transparencia enorme, incondicional pero sincera. Pienso en los momentos difíciles y en su valentía, en su mirar de frente y a los ojos, en su lucha continua por lo que está bien y lo que es correcto. Pienso en ella y pienso en su apoyo, en su alegría, en su tenacidad y sobre todo en su entrega. En su respeto absoluto, en su cariño tranquilo. Me río suave y me alegran sus imperfecciones, su arremeter contra mis maneras, sus peculiaridades y seguridad absoluta... y me lleno también a la vez de ternura cada vez que compartimos un poco más de ambas.

La conocí por esos azares del destino, compartíamos un interés, una forma de vida y el trabajo nos puso frente a frente. Y comenzó todo. A lo largo del tiempo y de lo que yo habría de aprender ha estado a mi lado firme y suave a la vez, cerca pero sin demandar nada.
Fuerte pero llena de una cierta materia intangible que me sabe a plumas cuando necesito reposar un poco este corazón lastimado.

Y yo, habré estado a su lado?
Me sentirá segura, tranquila, lista y pronta
para intentar darle de vuelta
aunque sea un poco de todo eso recibido?

Hemos sabido juntas abrir nuestros corazones y contarnos lo que somos, hemos sabido aprender a aprender de la otra y cómo nos hemos reído. Hemos sabido escuchar incluso lo que no queríamos escuchar y simplemente dar el siguiente paso.
Con ella no cuesta decir la verdad, con ella no es difícil enfrentarse a uno mismo, no es duro verse en el espejo, ni imposible mostrarse totalmente...porque como agua clara limpia las tristezas, porque como puente sostiene sobre enormes vacíos, porque como columna se yergue fuerte y silenciosa a enseñarme que todo pasa y que nada finaliza verdaderamente.
Se sienta, me escucha, a veces dice poco, casi nunca pide nada y su mirada transparente no juzga ni se burla.
A veces se sale de si misma y me regala un poco de su fresca brisa, y me cuenta de sus sueños y me habla de su mundo y me lleva a soñar con su entrega y su empeño. Sabrán ellos ya lo que Dios les puso en su camino? Sabrán llevarle día a día su risa, su cariño, su alegría, su ternura? Verán lo mucho que los ama, cuanto y cómo los necesita, cómo y cuanto les da su vida entera? Podrán reconocer la limpieza que trae con su agua fresa, se apoyaran en sus brazos que, como puentes eternos, sostienen lo que hay y lo que habrá de venirles? Sentirán en sus vidas la brisa suave y dulce que deja entrever ventarrones de amor por cada uno de los suyos? Reconocerán su fuerza, su estar siempre de pie cual columna lista para sostener sus techos y a la vez dejarles ver el azul de los cielos?

Si hoy, porque la vida se ha querido desquitar las ganas un poco conmigo y de tanto recibir he aprendido a dar un poco mejor de esta manera, puedo dejar plasmado aquí lo que has sido desde el primer día, que este fondo blanco con mis letras negras cuenten y sean mis testigos que hasta hoy, puente, agua, columna, brisa has estado siempre límpida y lista para enseñarme- sin musitar siquiera cosas que al final no significan nada- que hay palabras que no están en nuestros diccionarios y que en mi alma existen porque supe por ti lo que era un amigo.

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