Cual hoja de otoño que cae lentamente,
extiende sus alas, aun dobladas y estrechas por tanto encierro frio;
las mueve y las percibe blancas, suaves, etéreas, fuertes, frágiles, nerviosas ,prontas.
Su llamado, como rayos de sol en la selva que despierta
atraviesa lo oscuro y la envuelve suavemente
Y por el tono candente y apenas musitado
recuerda que sus ojos la miraron hacia dentro
Y la vieron…
Mariposita suave, déjalo rozarte apenas,
déjalo sonarte y entre dormido de amor, intentar alcanzarte.
Déjalo seguir tu vuelo, verte y perderse entre el polvo de hadas
Ese que derramas cada vez que lo miras,
Y mientras agitas sobre el la suavidad de tus pestanas mientras le sonríes,
envuélvele en tu perfume,
cúbrelo con ternura con tus alas frágiles tan fuertes
y mécelo suavemente hasta que el peligro pase
y pueda entonces comprender la esencia de tu vuelo
y ver que eres blanca porque tu pureza de alma se mantiene clara,
etérea porque no delatas nada y se te escapa en la mirada
un misterio lejano que nadie nunca entiende,
fuerte porque encierras la briosa pasión de la naturaleza,
frágil porque aun crees y esperas y lo sigues haciendo aun cuando ya es tarde.
Nerviosa, impaciente, pronta para elevar vuelo y escaparte si fuese necesario
Y perderte alla donde nada te alcance, donde nada te pueda lastimar ya mas.
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