Aunque aun es temprano el día parece transcurrir como impávido, como molesto de tener que ser, como lánguido, silente, triste.
Ningún sonido enturbia el sentimiento donde parece que hubiese vida y no la hubiese al mismo tiempo.
Se fue finalmente. Su intensidad abandonó la lucha y partió aburrido y sin más ganas de mi.
Como una tarde de entierro se siente su ausencia, no hay más cascabeles internos que repican cantando a la vida. No hay más retos ni tampoco temores.
Quería mi paz, ahora la tengo de vuelta… pero no es paz feliz, es paz de muerte.
Todo vuelve a ser gris, cansado, solo. Es como si estuviese aquí respirando pero con un corazón ajeno a mi; mío,pero latiendo lejos y a saber ni en dónde.
Se que no debería ser pero es…
se que pasará pero aun no ha pasado…
se que no vale la pena…pero lo he amado y su ausencia pedida duele tanto!
Tarde de entierro...
voy caminando detrás del ataúd de una ilusión que, aunque agoniza, continúa sostenida por esta esperanza necia que se niega a abandonarme…
Los árboles suaves e inclinados parecen saludarme, el viento me susurra que es cierto que esta vez se ha ido finalmente y sabiendo que es mejor así, que no era para mi, el sabor de su distancia sabe y sabrá siempre a tarde de entierro.