Junio 2006
"Hola Beatriz, soy Juan Enrique…."
Pues si, así debo de haber sido Don Juan Tenorio. Nunca me había topado con uno y quizás nunca había permitido que uno se me acercara mucho. Seguramente era mas inteligente antes …pero menos temeraria.
Juan Enrique no camina, se aproxima danzando y hay en su mirada siempre un deje de rebeldía, cargado de picardía, lleno de mucha ternura.
Es un poco insolente y medio tirano; se ofende, desbarata y se aleja pero sobre todo se acerca, y ofrece y da sin que uno pida nada.
Sabe dibujarte con una simple mirada y sabe trazar en esbozos claros lo que uno puede y suena ser un dia
Y es experto en salvar cualquier obstáculo que uno intente poner en su camino
Su desparpajo y descaro son sus mejores armas, con ellas desarma al adversario y luego con una sonrisa totalmente indiferente le devuelve sus armas como diciendo, como diciendo dignmente, son tuyas, no las quiero si tu no quieres dármelas.
Es como creer que una nació malabarista y tiraste al juego de una vez por todas con diez bolas de fuego o cinco cuchillos filosos… al mismo tiempo
Y es que Juan Enrique tiene su encanto. Describirlo es como querer captar un rayo de sol atrevido que atraviesa un día lluvioso solo porque una nube despejo por un instante su densidad cargada de agua.
Si yo soy un lago profundo con agua cristalina y partes oscuras que ni yo misma penetro, el es como la fuerza de todo un océano desbordado, que toma e inunda, si así quiere, cualquier playa solitaria.
Es como una flecha que cruza el cielo claro buscando su blanco, seguro de poder atravesar su centro.
O como un fuerte ventarrón que pasa entre los árboles despojándoles de sus hojas para luego regresar y con ellas montar la danza más sutil que jamás se haya visto.
Y yo soy un árbol. O fui un día el arco.
Es una alma gitana que vaga deleitada perdida en su laberinto sin que le interese buscar la única salida.
Yo soy la voz que canta entre los campos y le dice suavemente, encuéntrame.
El es mil palabras cargadas de silencios,
yo soy mil silencios cargados de palabras.
El prefiere abandonar su carga en cada nuevo puerto que le regale su playa
yo prefiero dejar vagar mi barca por el rio de mi imaginacion plateada
Es el espejismo que encuentra el caminante y que si contiene un pozo
o la manta sobre la arena de una noche estrellada justo antes de que venga la próxima marea
Yo soy el agua escondida del pozo y soy la estrella que aun brilla antes de que amanezca
El es bramido de la tierra, temblor que recuerda que nada es estable...
y yo soy las montanas que erguidas majestuosas se creen invencibles
El es la brisa fuerte que toma por sorpresa a la mariposa en vuelo y la desbalancea toda y le da mil volteretas
y luego la abandona dejándola asustada pero con sus alas mas fuertes y seguras
Yo soy la otra mariposa, la que reposa en una de las flores
El es el grito que susurra que la vida esta hacia delante.
Y yo soy la muralla que intenta detener el eco
Pero se que no ha de darse encuentro firme ni seguro
porque mi voz ya no puede ni desea alcanzarlo
y porque como esencia de viento debe proseguir su camino
hasta que una noche decida retornar cansado
y encuentre finalmente a su propio destino
Yo soy el sueno que nunca fue ese destino