A Sabina,
Yo no quiero ser de esas mujeres
que escriben sobre amores traicioneros
o como aquellas que esperan desoladas
un príncipe adorado que venga y las rescate!
Yo no quiero existir porque hay pulmones
y porque el corazón se rehúsa a detenerse
ni quiero ver la luz plateada de la luna
porque la vista en un descuido se inclino hacia el cielo
Yo no quiero vivir porque he de levantarme
porque hay que trabajar, comer, dormirse
ni quiero aspirar el aire transparente
solo porque el cuerpo así lo va pidiendo
Yo no quiero sentir cada latido
lan lleno de dolor ni de tristeza
ni mirar con ojos ciegos por la angustia
que atraviesan todo sin poder ver nunca nada
Ni tampoco quiero caminar erguida
cuando llevo adentro un alguien que se arrastra
ni mostrarme serena ni ser fuerte
Cuando dormida lloro sin encontrar consuelo
Tampoco quiero que me piensen muy valiente
si en silencio la zozobra me devora
ni portar la bandera en cada lucha
cuando quiero abandonar y estar tranquila
Yo no quiero buscar sin encontrarlo
yo no quiero esperar sin que me llame
yo no quiero creer sin evidencias
yo no quiero sentir sin su presencia
Yo no quiero ponerle un sobrenombre
a algo que no existe ni ha existido
ni tampoco inventarlo, simularlo o disfrazarlo
para llenar vacíos que siguen existiendo
Yo no quiero hablar sin decir nada
ni tampoco oír sin que me escuchen
ni estirar las manos y tocar vacíos
ni abrazar traiciones que mas que lastimar, destruyen
Tampoco quiero llenarme de amargura
o caminar por la vida sembrando en tierra seca
o conformarme con lloviznas claras y ligeras
que intenten saciar la sed de mil desiertos
Ya no se ni qué no quiero ni tampoco qué quiero
de tanto miedo que tengo de quererlo
pero si Dios viniera y me dijera:
“Puedes pedir, no tengas miedo”
Pediría de nuevo mi sonrisa
pediría un sol que me alumbrara suave
pediría una mano que si me acompañara
Y pediría mil días que en vez de noches frías
Mostraran la esperanza que viene con la aurora
Y el saber que han de haber
de nuevo amaneceres
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